Previsiones para 2016 sobre el euro – Olvidémonos de la paridad
Seis años hace ya de la crisis financiera y el Banco Central Europeo aún trata de sanear su economía.
Todavía en diciembre, ha tenido que incrementar sus medidas de estímulo en un intento desesperado de reavivar el crecimiento y hacer subir la inflación. Esto muestra lo afianzada que está la ralentización y el burdo trabajo que han hecho los responsables de la política monetaria de la zona euro este año. Durante el tercer trimestre, la economía de la eurozona se ha expandido sólo un 0,3%. Durante el mismo periodo, la economía estadounidense ha avanzado un 2%. La inflación es baja en todas partes pero el descenso de en torno al 10% del EUR/USD junto con el programa de expansión cuantitativa implementado a principios de 2015 deberían haber sido más eficaces a la hora de hacer subir la inflación, que avanzó a una tasa anualizada del 0,2% en noviembre, muy por debajo del objetivo que el banco central tiene fijado en el 2%
2016 plantea más retos para la economía de la eurozona.
Aunque el BCE está contento con su actual política monetaria, va a tener que ampliar su adquisición de bonos más allá de 2016. Septiembre es sólo el primer objetivo y no se nos ocurre cómo podrían el crecimiento o la inflación mejorar lo suficiente en nueve meses como para garantizar una reducción de los estímulos.
Además, si la inflación y el crecimiento no progresan considerablemente, el banco podría tener que ampliar el programa el año que viene. La decisión del BCE de incrementar los estímulos en diciembre ha sido reflejo de su sensación de urgencia y la preocupación general sobre la economía. Sus esfuerzos se están viendo recompensados, y ya hemos observado signos de recuperación en Alemania pero se vislumbran en el horizonte riesgos importantes. Las previsiones de un mayor debilitamiento de las economías emergentes, particularmente China, las situaciones de inestabilidad política en Oriente Próximo y Rusia, el elevado nivel de desempleo o el estancamiento de los salarios son sólo algunos de los problemas que suponen un peligro para la eurozona en 2016. Los países de la región se beneficiarán de la nueva tanda de estímulos, el debilitamiento del euro y los bajos precios del petróleo pero los beneficios tardarán en aparecer.
Francia e Italia no han hecho muchos progresos en términos de crecimiento y, aunque España no está haciéndolo nada mal, sólo es la cuarta economía de la región. La posición fiscal de la mayoría de los países de la zona euro es también muy débil y sólo un puñado de ellos han registrado un superávit presupuestario durante los últimos tres años. El mayor sector, el financiero, tendrá que lidiar con tipos de depósito negativos. Los niveles de deuda son altos y no se esperan progresos importantes en cuanto a la reducción de esa carga en los próximos 12 años.
Los mayores riesgos a los que se enfrenta la eurozona en 2016 son políticos.
Grecia volverá a ocupar los titulares, pues su gobierno trata como puede de aprobar las reformas para cumplir las demandas que exige su rescate. Según S&P, la nación aún está en riesgo de incurrir en un incumplimiento de pago. Al mismo tiempo, la migración va a ser un tema delicado para Europa. En 2015, los países europeos han acogido a millones de refugiados sirios con los brazos abiertos pero los atentados de París han transformado la actitud de Europa y ahora se exige un control fronterizo más estricto. Estas demandas se intensificarán rápidamente si el Estado Islámico lleva a cabo otro ataque en la región. No cabe duda de que volverán a intentarlo y depende de la inteligencia europea el evitar otra catástrofe. La descarada intervención de Rusia en Ucrania en 2015 destruyó la falsa ilusión de los europeos de que los conflictos del continente eran historia antigua. La UE se ha visto obligada a imponer sanciones, contribuyendo a la tensión de sus relaciones con Rusia y, a mediados de año, tendrán que decidir si las sanciones, que expiran en julio, deben levantarse o ampliarse. Así que, entre el vago crecimiento, el avance de la crisis de los refugiados, los ataques del Estado Islámico y las tensiones con Rusia, 2016 va a presentar un gran desafío para Europa.
En cuanto a la divisa, olvidémonos de la paridad.
En 2015, muchos analistas vislumbraban una paridad pero el euro nunca alcanzó ese nivel. Hay grandes entidades como Goldman Sachs (N:GS), Deutsche Bank (DE: DBKGn) o BNP Paribas que aún ven posible que se alcance este objetivo en 2016. Aunque las previsiones de que los tipos de Estados Unidos suban aún más y los continuos estímulos del BCE mantendrán el euro sometido a una gran presión, hablar de paridad no tiene más objetivo que el de captar titulares. Los operadores experimentados saben que esas metas tan extremas son difíciles de alcanzar. Nosotros estamos de acuerdo en que el EUR/USD subirá el próximo año, y creemos que alcanzará el 1,05 pero el debilitamiento de las divisas contribuye al fortalecimiento de sus economías y, en el 1,05, la eurozona ya se beneficia considerablemente de la combinación de las medidas de estímulo del BCE y el descenso del euro. Cuando empiecen a percibirse los beneficios al mejorar los datos de la eurozona, el BCE será más optimista en cuanto a la economía y se sentirá menos presionado para incrementar sus medidas de estímulo, lo que podría suponer un punto de inflexión para el euro. Por ahora, centrémonos en la oportunidad de 4 o 5 centavos que se nos ofrece. Creemos que el EUR/USD registrará mínimos de 12 años en 1,0459 y que luego subirá uno o dos centavos antes de decidir qué rumbo tomar.
Técnicamente, sólo hay dos niveles de soporte importantes para el EUR/USD: los mínimos de 12 años en 1,0459 y la paridad.
Si se superan los mínimos recientemente registrados, debería desencadenarse una rápida caída hacia el nivel de 1,0000. Si echamos un vistazo a este gráfico a largo plazo de la divisa, podemos observar una formación mayormente superior. Cuando el EUR/USD se situó en niveles inferiores al 1,1877, mínimos de 2010, su produjo un rápido descenso hastael 61,8% de retroceso de Fibonacci del repunte registrado entre los años 2000 y 2008. Este nivel Fibonacci de 1,1215 es ahora de resistencia y es necesario que la divisa cierre por encima del mismo para revertir la escasa confianza en la divisa.